La antigua Grecia le ha dado a la humanidad muchas cosas valiosas, desde ejemplos insuperables de bellas artes, escultura, literatura y arquitectura, hasta filosofía y democracia. Pero los griegos nos dejaron una herencia y el movimiento olímpico, los Juegos Olímpicos, que se celebran cada dos años en diferentes países del mundo.
El lugar de nacimiento de los Juegos Olímpicos es el área ubicada al lado del santuario de Olimpia, cerca de las ciudades de Ellis y Pisa. Sus ruinas, destruidas por un terremoto en el siglo VI d. C., todavía se pueden ver visitando Grecia. Este santuario fue, según la mitología griega, erigido por Heracles en honor a los dioses, fue en él que la famosa estatua de Zeus tenía 12 metros de altura, hecha de oro y marfil por el gran escultor griego antiguo Fidias. Pertenecía a una de las siete maravillas del mundo: fue por el nombre de este santuario que comenzaron a convocarse las competiciones de atletismo que se celebraban allí cada cuatro años. El primero, a la fuga, pasó en 776 a. C. La distancia, medida por los pies de Hércules, era de unos 190 m. De la palabra griega "etapa" - un escalón, surgió el nombre "estadio". Se desconoce la ocasión exacta para los primeros Juegos Olímpicos. Hay una versión, bastante mítica, que Zeus se situó en su base, por el otro, fue Hércules, quien decidió mantenerlos cada 4 años. Sea como fuere, se sabe con certeza que las competiciones se llevaron a cabo entre las ciudades-estado de la antigua Grecia, siempre en guerra y en competencia, y que en el momento de su celebración cesaron todas las hostilidades y todas las guerras. La autoridad de estos juegos y sus ganadores era tan grande que Los griegos comenzaron a determinar el tiempo y las fechas de las Olimpiadas pasadas y medirlo en períodos de cuatro años. Estos juegos se llevaron a cabo hasta el siglo V d. C. y fueron prohibidos como ritual pagano por el emperador Teodosio. Cuando comenzó la cristianización generalizada, el interés en los Juegos Olímpicos, que surgieron después de que se descubrieron las ruinas de la antigua Olimpia, surgió a mediados del siglo XIX y se reanudó en 1896 por iniciativa de la figura política y pública francesa Pierre de Coubertin. Desde entonces, la celebración de tales juegos sirve para prestigiar y mejorar la reputación de cualquier país del mundo, y la participación en ellos, y aún más, la victoria, es el sueño de cualquier atleta.