Los Juegos Olímpicos son las competiciones internacionales más grandes en las que atletas de todo el mundo tienen derecho a participar. Las reglas de los Juegos Olímpicos prohíben la discriminación racial contra los atletas, pero los atletas individuales aún violan esta regla.
Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 estuvieron marcados por un par de escándalos racistas. El atleta griego Paraskevi Papahrist, que tenía grandes esperanzas, ni siquiera tuvo tiempo de llegar a Londres. Y todo porque la atleta se permitió bromear en su microblog sobre la cantidad de migrantes negros en su país natal, escribiendo: "Hay tantos inmigrantes africanos en Grecia que al menos los mosquitos del Nilo Occidental comerán comida casera". Más tarde, la desafortunada atleta se disculpó públicamente, llamando a su declaración solo una broma infructuosa, pero el Comité Olímpico Nacional Griego fue implacable, dejando al atleta para ver los Juegos Olímpicos en la televisión.
El siguiente escándalo racista ya ocurrió en los Juegos Olímpicos. Y tampoco podría prescindir de Twitter. Esta vez, la futbolista suiza Michelle Morganella quedó atrapada en comentarios poco halagadores. Después del partido con el equipo nacional de Corea del Sur, en el que los coreanos ganaron por un puntaje de 1: 2, un suizo enojado publicó en su microblog una entrada en la que describió las habilidades mentales de los surcoreanos en términos poco halagadores y expresó el deseo de vencerlos. Como resultado, Morganella fue expulsado de su equipo nativo. Además, su acreditación olímpica le fue quitada al atleta. Para Suiza, Michelle Morganella fue la principal jugadora de fútbol del equipo. Sin embargo, la decisión del Comité Olímpico Suizo fue inflexible. La cuenta de Twitter del jugador de fútbol ahora se ha eliminado.
Un escándalo menos ruidoso sobre la base del racismo ocurrió debido a la culpa de los fanáticos lituanos. Se publicaron fotografías en las páginas del popular periódico inglés Daily Mail, que muestran cómo un fanático lituano agradece la aparición de mayordomos negros, lanzando su mano en un saludo nazi.